El Pueblo de los 13 días

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Capitulo I: Recordando
Hace mas de un año que estoy aquí, poco recuerdo como llegue hasta este extraño lugar. Casi he olvidado quien soy y de donde vengo, este lugar vuelve loco a cualquiera. Soy Benjamín Fernández, vivo en Paraguay, y estoy atrapado en un pequeño pueblo donde cosas extrañas suceden. Comenzare desde lo que recuerdo.........................
Todo empezó un viernes del mes de enero, no estoy seguro de que año era, creo que entre 2008 y 2009. Mis padres como todos los años fueron de vacaciones a Uruguay pero esta vez me hicieron una invitación para ir a pasar con ellos un par de semanas. Como le tengo miedo a volar, no me atrevo a subir en un avión, tampoco quería ir de viaje en un ómnibus que pare a cada rato del camino, nos dan pocos minutos, ni siquiera alcanza para conocer el lugar, sin poder parar en la ciudad que quiera para conocer el lugar, por eso tome una decisión muy precipitada: ir yo solo en auto hasta Montevideo. Ahí me encontraría con mis padres. Debo decirlo al principio me pareció muy buena idea, puesto que el viaje duraría un máximo de cuatro días, tendría una oportunidad excelente para conocer el país, algunas ciudades, ver los paisajes y hacer nuevos amigos.


Partí puntualmente el viernes a las seis de la mañana, fui camino a Posadas, tome la ruta Nº 1. Fue un viaje tranquilo hasta Misiones, pero luego de unos kilómetros veo un desvío que me parece muy interesante, entraba en una propiedad antigua, era un campo con árboles donde se podía ver hasta dónde termina el horizonte, era un paisaje realmente hermoso, nunca había visto algo así. Antes de tomar una decisión pregunte a un campesino a donde llevaba el camino me dijo:
- Tenes que pasar por esta estancia para luego continuar tu viaje. Podes llegar hasta la triple frontera amigo, pero con un día de atraso y además ivai la tape, hace más de cinco años que no se usa.
-¿Hay que pedir permiso pio al dueño?
-No te vaya a preocupar por eso, el dueño se fue a vivir a España con su hijo y no dejo a nadie que cuide su estancia, enseguida hina van a venir los sin tierras a ocupar, pero… con la camioneta que tenes no te vayas a preocupar, sin problema vas a pasar.
Dude un poco por las palabras del hombre, luego de un momento de pensar y revisar si tenía suficiente combustible como para unos kilómetros de más, me decidí a emprender el viaje, al principio fue muy fácil andar por el camino, no se sentía que fuera un camino que hace años que no se usa, iba lento mirando el paisaje, un campo completamente abierto con algunos árboles, el pasto verde y espeso, se movía con las corrientes de viento, las aves cantando.
Luego de dos horas ya no parecía lo mismo, el camino empeoro totalmente y cada vez me iba adentrando mas en lo que pretendía ser un bosque espeso, ni siquiera la luz del sol penetraba las gruesas hojas de los árboles. Luego de unas horas más llego a lo parecía ser antes la casa del dueño. Estaba totalmente abandonada, tenía los vidrios rotos, las paredes estaban llenas de moho y un yuyal de un metro de alto la rodeaba. Me baje a ver si podía encontrar algo útil o que me pueda decir en donde estoy, y debo reconocerlo; estaba perdido, el camino no figuraba en el mapa que tenía o no lo encontraba, ya que no se leer muy bien los mapas. Yo solo me guiaba por el GPS de mi auto, pero ahora estaba descompuesto, hacia ya algunas semanas. Al llegar a la entrada de la casa veo que los muebles siguen estando ahí, la madera estaba comenzando a pudrirse, así que pude abrir la puerta sin mucho esfuerzo, supe que algo raro paso en esa casa, todos los muebles seguían ahí, los electrodomésticos, el sofá, la mesa, incluso había una caja con habanos en la mesa. El dueño ni siquiera se tomo la molestia de llevarlos, me extraña que no los hayan robado aun. Al ir al comedor encuentro que el refrigerador tiene alimentos adentro, tampoco se llevo los platos, vasos, tenedores, cuchillos y cucharas. En su dormitorio había un guardarropas lleno, zapatos, la cama también estaba arreglada. La noche se está acercando y creo que debería quedarme aquí por mayor seguridad. Buscando por la casa encontré lo que parecía ser un generador de energía, y en efecto lo era. Aun tenia combustible, lo encendí para poder ver entre esta oscuridad. Una niebla tenue rodeaba la casa. Seguí indagando hasta que mi hambre me obligo a hacer una pausa para comer. Como hace años que el dueño no esta aquí la comida que había en la cocina ya estaba vencida la fecha de consumo hace mas de un año. Fui al auto por algunas cosas de comer. Probé si había gas en la cocina, se encendió en el primer intento. Luego de cocinar, busque algo de tomar. Encontré unas cuantas botellas de vino en la alacena. En la etiqueta decía:
“Primera cosecha Enero 1880”. Estaba escrito con letras doradas, en una etiqueta roja con bordes plateados, trazos oscuros que le daban la apariencia de un vino fino. Pero lo más raro era que en la parte de abajo la etiqueta estaba rota en el lugar donde le correspondía al sitio de fabricación. Decidí no beberlo, me parecía algo extraño. Luego de comer busque en el garaje por algo de combustible para el generador y mi auto. Encontré dos bidones llenos. Con uno reabastecí el generador y con el otro, por supuesto mi auto. Cuando volví a la cochera vi algo raro en el fondo, estaba cubierto por sabanas. Al destaparlo pude ver que era un tractor. Además no era viejo sino al contrario ni siquiera estaba sucio, la pintura sin alguna ralladura. Esto cada vez se está haciendo más raro.
Ahora sí, estaba seguro algo provoco que repentinamente el dueño se marchara sin tomarse la molestia de empacar sus cosas. Al principio creí que el dueño solo fue de viaje y se encontró con una situación que requería que él se quedase en España. Seguí husmeando, hasta llegar a una puerta de madera fina, era elegante, tenía picaportes de plata con unos detalles impresionantes. Al abrirla entre en un cuarto que parecía ser una oficina, seguramente del dueño. Era grande tenía unos estantes llenos de libros, un sillón grande de color rojo, un escritorio de inimaginable valor y una sorprendente vista al, bueno a lo que antes era el jardín por que ahora era un yuyal impresionante, también se podía divisar un tajamar a lo lejos. En el escritorio encontré un porta nombres que decía “Lic. Pedro Emanuel Díaz Acuña” y un papel escrito encima que contenía este mensaje:
-“No podré resistir un día más si vuelvo a estar en ese lugar”
Como sea, algo debió asustarlo mucho como para que se largara de aquí. En todo caso lo que es extraño que en el papel menciona la palabra “ese” no este. Entonces aquí en esta casa no estaba la causa de su inesperada partida, pero ¿en qué lugar estaba?, ya es media noche el sueño me está afectando, creo que iré a descansar. Esa pregunta la dejare para mañana.
Autor: Andrés Zaracho

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