2. Irreal

-Estoy muy agradecido con ustedes dos pero lamentablemente no soy ninguna especie de genio o mago –El cuerpo, ahora ya recuperado en un hombre normal responde.
-¿Entonces… qué se supone que eres? –Leandro pregunta incrédulo.
-No tenemos tiempo para presentaciones, necesitamos salir lo antes posible de aquí –El nuevo hombre responde – pueden llamarme Jey… síganme, los guiare hasta la superficie, o al menos lo intentaré. No tengo idea de cuánto tiempo pasé encerrado en este lugar.
Leandro y Sánchez miran de forma dudosa a Jey mientras este camina hacia la entrada. Los dos quedan inmóviles por lo que Jey mira hacia atrás con desconcierto y pregunta:
-¿Qué están esperando?
-¿Tienes idea de lo que hay allá afuera? –Leandro replica -¿O acaso eres tú uno de ellos?
-Será mejor que dejes de actuar de esa forma, si los quisiera muertos ya los habría matado –Jey muestra un leve descontento.
Sánchez se muestra confundido mientras Leandro hace una mueca de disgusto ante las palabras de Jey. Los dos lo piensan un momento y luego se deciden a seguir a Jey. Los tres salen de la cámara y caminan a través de una intricada red de pasillos subterráneos abandonados, la luz es casi inexistente, los dos solo perciben por el sonido y el eco que se reflejan en las paredes el lugar. Luego de un largo tiempo de silencio Jey interrumpe:
-La salida está cerca, sigan 50 metros hacia adelante y serán libres.
-¿Qué? –Leandro pregunta confundido.
-¿Conocen el sistema métrico? ¿En su mundo no se utiliza?
-¿De qué estás hablando? –Leandro prosigue- ¿No nos vas a acompañar?
-No están seguros conmigo –Jey dice de forma seria.
-De ninguna manera amigo –Sánchez interrumpe- no te vamos a dejar ir tan fácil, hemos pasado por muchas cosas en este lugar irreal, tienes una deuda con nosotros y al menos deberías intentar explicarnos en donde demonios estamos.
-Él tiene razón –Leandro apoya a Sánchez- No vamos a dejar que tú te salgas de esto tan fácilmente. Al menos quédate con nosotros hasta que podamos pillar armas y algo de comida, y de paso explica todo este rollo en el que estamos metidos.
-¿Cuánto tiempo llevan aquí? –Pregunta Jey confundido.
- Una semana –Contesta Leandro de forma indiferente.
- 43 días y contando… -Sánchez lo dice con una mirada melancólica.
- Maldición… -Jey pronuncia haciendo un esfuerzo por comprender algo- todo está pasando de nuevo… no es posible que los Implacables hayan caído…
Leandro cambia repentinamente su expresión:
-¿De nuevo? ¿Implacables? ¿A qué te refieres?
Jey cambia su expresión a una totalmente seria y fría a la vez que pronuncia:
- Bienvenidos a las Puertas del Infierno…
- Bájale un cambio a tu carro –Sánchez expresa sorprendido- ¿Estamos en el infierno?
- Así es como se conoce este lugar… –Responde Jey- básicamente aquí es donde viene a parar toda la escoria de los universos.
Leandro y Sánchez quedan estupefactos durante unos segundos. El silencio se siente de nuevo mientras caminan hacia la entrada. Un desolado paisaje se forma mientras salen de un túnel tallado en piedra, lo que antes era una majestuosa ciudad mística ahora se encuentra reducida a escombros, solamente sobresalen unas cuantas edificaciones que están completamente resquebrajadas. En el horizonte se puede ver un extraño resplandor que ilumina un valle de hierba seca.
Leandro termina de procesar la información y retoma la conversación:
- ¿Escoria de los universos? ¿Significa que fui una mala persona? No recuerdo haber muerto en mi anterior mundo.
Jey aspira aire profundamente y luego exhala:
-¿Cuánto tiempo te tomó llegar hasta aquí?
-Ya te lo he dicho, una semana… 7 días… -Leandro muestra un poco de fastidio en su tono de voz.
- A ver genio… -Jey contesta -¿Acaso no hubo un periodo de sucesos extraños en tu mundo antes de que llegaras a este lugar?
- ¡Yo si recuerdo algo! –Sánchez interrumpe –Lo vi en la televisión, primero en las noticias reportaron numerosos avistamientos de ovnis… luces extrañas en los cielos. Al día siguiente ya había videos de enfrentamientos con extraños seres en internet. Eran en Europa, en los países del norte, el invierno había aislado a los pueblos más recónditos y no podían escapar. El ejército tardo mucho en responder, al llegar ya no había sobrevivientes. La ONU llamó a una reunión de emergencia, no había información precisa sobre lo que estaba pasando a nivel internacional, todos los medios se encontraban censurados; unos amigos conseguían videos ilegales desde la web profunda de los enfrentamientos que se daban en contra del ejército.
El último día fue memorable, los Estados Unidos de Norteamérica, los gringos, lanzaron un ataque nuclear contra Europa. El pánico se apodero de la gente, llenaron las calles y los disturbios y saqueos no se hicieron esperar. La electricidad se cortó, luego el agua. Dos días después de eso las luces que habíamos visto por internet llegaron hasta nosotros. Era un caos total… la tierra comenzó a sacudirse como nunca antes… la oscuridad lo envolvió todo, incluso las pocas luces parecían ser envueltas por el negro inmenso…
-Siempre cuentas esa historia… -Leandro replica –No fue así como sucedió…
Jey cambia su expresión facial por una de confusión, para luego preguntar:
-¿Y cómo sucedió según tu percepción?
-No hubo ningún ataque, aunque el mundo tampoco se encontraba en su mejor momento, la crisis económica mundial había acabado con la mayoría de los gobiernos. Los saqueos y robos eran innumerables las primeras semanas. Teníamos que organizarnos en pandillas para cuidar lo nuestro en la ciudad. Un día el gobierno decidió que no teníamos derechos y el ejército salió a las calles a matar a cualquiera que se les opusiera. Los inocentes huyeron al campo, yo estaba con ellos… las cosas solo iban de mal en peor cuando una noche sin más la tierra comenzó a temblar, del cielo empezó a caer fuego, como si un volcán hiciera erupción.
La tierra se tiño de rojo y la gente corría tratando de escapar del calor. Unas horas después de eso, el fuego cesó y un polvo negro comenzó a caer de los cielos. Era venenoso, la gente que lo respiraba moría… no podíamos hacer nada… luego unos ejércitos desconocidos hicieron su aparición… -Leandro hace una breve pausa –Yo solo hui… escape sin mirar atrás…
Jey queda en silencio mientras se adelanta a los dos hombres, su expresión de seriedad se había acentuado aún más mientras susurraba palabras para sí mismo.
El sonido de la hierba seca siendo pisada era lo único que se escuchaba en el ambiente, Jey se encontraba pensativo caminando en frente de Leandro y Sánchez, quienes a su vez se encontraban alertas mirando en cada posible dirección, su nerviosismo se notaba en sus rostros.
-No puede ser… –Jey pronuncia en voz baja - ¿Qué demonios está pasando aquí…?
- ¿A qué te refieres? –Sánchez pregunta.
-Esto está muy mal… -Jey ignora la pregunta de Sánchez.
Leandro se impacienta y pronuncia:
-Será mejor que comiences a hablar de una vez… al menos quiero morir conociendo qué es lo que está ocurriendo…
Jey voltea a ver a Leandro con una mirada seria e intimidante:
-Son de universos diferentes… -contesta con cierto desagrado –Tú y el Moreno… ¿Cuáles eran sus nombres?
Leandro y Sánchez se sorprenden por las palabras de Jey, Sánchez contesta:
-Soy Mariano José Ikal Sánchez de las Rosas –Sánchez se presenta intentando imitar a un locutor –pero los cuates me llaman Sancho… y el fulano que está a mi lado es Leo Leandro de la Corona Española…
Jey se limita a ahogar una sonrisa mientras que Leandro golpea fuertemente el hombro de Sánchez.
-¡No es momento para bromas! –Leandro pronuncia enérgicamente y el eco de su voz se escucha venir de lo lejos.
-¿Qué se supone que estás haciendo…? –Jey se acerca rápidamente a Leandro para luego tomarlo de la ropa – ¿No sabes cuántos seres existen en este lugar buscando a alguien para atormentar?
-Lo siento… -Leandro se disculpa -este lugar me está volviendo loc…
Jey interrumpe a Leandro, lanzándose al piso e indicándole que guarde silencio. Los dos quedan extrañados por las acciones de Jey, quien queda unos segundos tratando de escuchar algo con la oreja pegada a la tierra.
Jey se levanta de golpe, con una expresión de desprecio hacia Leandro pronuncia en voz baja:
-Es tiempo de correr… -Luego comienza a huir.
Sánchez y Leandro lo siguen, la hierba dificulta aumentar su velocidad mientras intentan alcanzar a Jey. Recorrido unos 300 metros finalmente logran igualar la distancia a la su curioso guía.
-¿Se puede saber porque estamos corriendo? –Leandro pregunta.
-Algo grande y pesado se acerca… -Jey contesta con la respiración entrecortada por la fatiga -¿Algo los está siguiendo?
-La pregunta sería… ¿Qué es lo que no nos persigue…? –Sánchez irrumpe como de costumbre.
-Al parecer un gigante –Leandro continua ignorando por completo a Sánchez –pelirrojo de armadura negra se ha cabreado con nosotros por no dejarnos matar…
Jey toma una bocanada profunda de aire haciendo una mueca de resignación y continúa corriendo. Los tres se dirigen en dirección contraria a la ciudad de donde salieron, se abren camino entre la hierba seca, que va en aumento en un valle que se extiende hasta el horizonte, vehículos y maquinaria que resulta conocida para los tres sobresalen entre la espesa hierba. Conforme avanzan dentro del terreno pueden reconocer que se tratan de vehículos militares y cosechadoras industriales. Sánchez y Leandro se encuentran visiblemente más agotados que Jey, los dos intercambian miradas y gestos intentando negociar quién es el primero que va a hablar con su nuevo amigo para encontrar un lugar para descansar.
Sánchez es el primero en ceder y quejarse:
-Amigo… Jey… ¿Hasta cuándo vamos a correr?
-Ya deberías estar acostumbrado… ¿Llevas un mes aquí…? ¿Es cierto…? –Jey responde sin voltear.
-Sí pero teníamos vehículos… no nos fatigábamos tanto… -Sánchez responde haciendo un esfuerzo por seguir el ritmo de Jey.
-Vamos a seguir corriendo hasta que no sientas las piernas… -Jey contesta.
-Pues ya no las siento… -Sánchez sonríe mientras se toma las piernas con las manos para luego hacer una mueca de esfuerzo.
-La única forma de que me detenga en este momento es que me rompas las piernas... ahora mismo estás corriendo por tu vida… si te detienes muer…
La voz de Jey se desvanece mientras cae a un profundo barranco, cuando lo notan Leandro y Sánchez ellos también se encuentran cayendo. La estrepitosa caída produce tres sonidos secos secuenciales seguido por las quejar y lamentos de dolor.
-Joder… que ostia me he pegado… -Leandro es el primero en decir algo entendible en voz baja.
Sánchez lanza una carcajada para luego hacer un grito de dolor. Jey se encuentra con las manos apretando su pierna derecha mientras maldice en silencio. El barranco en donde cayeron se encuentra lleno de cuerpos de militares, la mayoría no son más que huesos con uniforme y equipamiento militar. Las paredes de tierra se encuentran totalmente secas al igual que el piso de la antigua trinchera, la penumbra apenas solo permite ver unos cientos de metros del estrecho que se pierde en la oscuridad.
-¿Cuántos metros caímos? –dice Sánchez mientras intenta ponerse de pie.
- Más o menos 8 metros… -Jey dice, mientras se pone de pie un sonido de fractura de hueso se escucha y de su pierna derecha comienza a brotar sangre –Me lleva el demonio… -pronuncia esforzándose por no gritar mientras cae al piso y comienza a arrastrarse en dirección de uno de los cuerpos para luego revisar los bolsillos de los uniformes. Al no encontrar nada comienza a golpear el cuerpo mientras maldice de forma inentendible y rápida.
-¿Estás bien? –Sánchez pregunta aun intentando ponerse de pie.
-Sí... sólo estoy tratando de contener la alegría de romperme un hueso… -Jey dice en forma sarcástica.
-¿Por qué eres el único que se rompió un hueso? –Sánchez replica.
-Mira lo que hay debajo de ti… –Jey contesta con una mirada asesina mientras Sánchez se pone de pie rápidamente al mirar un grupo de cuerpos que había amortiguado su caída –deja de hacer preguntas estúpidas y hazme un favor… revisa los bolsillos de cada uno de esos cuerpos y si encuentras un inyectable me lo das…
Sánchez cohibido revisa lentamente uno a uno los bolsillos de los cuerpos. Jey pierde la paciencia y le dice con una voz potente:
-Ya están muertos, no te van a golpear por tocarlos sin su permiso.
-Ey Jey… -Leandro interrumpe a la vez que le lanza un estuche de tela verde. Jey lo revisa y rápidamente quita una jeringa y se la inyecta en la pierna. Su rostro muestra una expresión de alivio e intenta ponerse de pie.
Leandro y Sánchez intentan detenerlo pero Jey les indica que no necesita ayuda. Lentamente y rengueando va hasta la pila de cuerpos en donde se encontraba Sánchez y comienza a hurgar entre ellos, pasan apenas unos segundos y encuentra un bolso y de él quita unos rollos de vendajes. Con un poco de esfuerzo se sienta nuevamente en el piso, levanta la botamanga de su pantalón dejando ver una fractura expuesta con el hueso de la tibia saliéndole por debajo de la rodilla. Sin titubear vuelve a introducir su hueso dentro de la carne hasta acomodarlo en su lugar y comienza a envolver con vendas toda su pierna, haciendo un esfuerzo para que queden apretadas.
Leandro y Sánchez miran atónitos la escena mientras Jey quita una lata de aerosol y comienza a pulverizar por toda su pierna cubierta de vendas, cubriéndolo de una sustancia negra reluciente. Una vez terminado se levanta como si nada y pronuncia:
-Esto va a doler mañana…
-¿Así que eres militar? –Leandro pregunta de forma seria.
-No precisamente… uno aprende cosas para sobrevivir en este lugar… -Jey contesta.
-De todas formas necesitamos respuestas… -Leandro continúa.
-No es momento de hablar, necesitamos movernos –Jey dice a la vez que gira la cabeza a los lados buscando una forma de salir del lugar.
-Viejo –Sánchez entra en la conversación –te acabas de romper una pierna, al menos debes descansar un poco antes de seguir…
-¿Para qué crees que fue la inyección? –Jey contesta de forma sarcástica –Esa morfina o heroína es tan potente que en estos momentos no puedo ni sentir mi cara. Ahora hay que continuar nuestro camino mientras la droga tenga efecto.
-Ok –Leandro responde –pero al menos tomémonos unos minutos para coger armas y lo que podamos encontrar en esta fosa…
-Debemos apresurarnos, no sabemos qué tan cerca esta nuestro amigo –A Jey se le dibuja una leve sonrisa en el rostro.
Los tres comienzan a hurgar entre los restos que se encuentran en el piso, Leandro y Jey solamente revisan los numerosos cuerpos esparcidos por la fosa y Sánchez se limita a buscar entre los pocos bolsos y los restos de tiendas que hay diseminados por la zona.
En tan solo unos minutos Leandro y Jey logran juntar un pequeño arsenal compuesto de pistolas y rifles militares y unas pocas granadas. Los dos se van repartiendo el botín cuando aparece Sánchez comiendo algo de una lata, los dos se quedan mirando fijamente sin decir nada.
-¿Vamos a negociar o qué? –Sánchez habla con la boca llena.
-¿Qué no éramos amigos…? –Leandro contesta.
-Es broma… deberían haber vistos sus caras de envidia –Sánchez quita un par de latas de una mochila que trae y se limita a ofrecerlos. Jey y Leandro toman las latas para después apresurarse a abrirlas y empezar a comer.
-¿Qué es esto? –Jey pregunta.
-Creo que son cerezas –Sánchez contesta mientras come –no tiene mal sabor por lo que creo que aún es comestible…
-Hace décadas que no pruebo algo como esto… -Jey pronuncia con la boca llena.
-Creo que es hora de las respuestas –Leandro interrumpe de forma seria –necesitamos que nos expliques unas cuantas cosas antes de continuar.
-Se las diré mientras caminamos afuera de este lugar –Jey dice a la vez que se predispone a continuar.
En ese momento un ruido de golpes rítmicos se puede comenzar a oír, va aumentando de forma progresiva. La tierra comienza a temblar nuevamente, los tres que se encuentran en la fosa apresuradamente buscan un escondite entre las paredes de tierra. Finalmente un gran golpe seco se escucha y siente en el suelo. Una voz potente y grave se escucha:
-¡¿Dónde se esconden cobardes?! Pude escuchar sus gritos de miedo a kilómetros, puedo sentir a sus débiles almas intentando esconderse de mí poder…
Jey cuando escucha estas palabras hace una mueca que llama la atención de los otros dos hombres, luego de un profundo suspiro pronuncia:
-Creí que ese lunático bastardo ya estaba muerto… Ztatoc el “Destructor Implacable”…
Leandro sorprendido pregunta:
-¿Lo conoces?
-Él y Yo tenemos historia… -Jey habla frustrado.
-No sabía que pateabas en contra de tu arco –Sánchez interrumpe y ríe de forma discreta.
Jey lo fulmina con la mirada para luego resignarse y continuar:
-Me siguió durante años intentando matarme, se obsesionó conmigo por ser el único hombre que escapó de su matanza…
-¿Exactamente cuánto tiempo llevas en este lugar? –Leandro pregunta nuevamente.
-No me creerías si te lo dijera –Jey hace una pausa –lo que realmente importa es conocer este lugar… ¿Ya saben que ustedes son de universos diferentes?
-¿De qué estás hablando tío? –Leandro pregunta.
-¿Llegaste a escuchar de la teoría del multiverso? ¿Dimensiones paralelas con diferencias abismales o insignificantes…? Tú y Sancho no vienen del mismo universo…
-Lo sospeche desde un principio… -Sánchez contesta –cuando me uní al grupo del capitán había muchas incongruencias entre las historias de los integrantes… no sabíamos por qué…
Los ojos de Leandro parecen crecer por un momento mientras escucha las palabras para luego preguntar:
-¿Y tú de qué universo eres? –pregunta refiriéndose a Jey.
-De uno muy antiguo, mi mundo colapso de manera lenta y agónica… durante años estuvimos resistiendo y combatiendo el caos y sus emisarios. Presten atención a mis palabras: olviden todo lo que creen saber acerca de la vida y sus reglas, en este lugar no hay cabida para la confianza, desconfíen de todos los que se crucen en su camino, no pueden confiar en nada ni nadie, ni siquiera en sus ojos o en sus oídos; nunca deben sentirse seguros, huyan hasta morir si es necesario… este lugar está lleno de horrores inimaginables, seres de oscuridad de todos los tiempos y universos.
-La verdad no me sorprende en absoluto –Leandro prosigue –solo una semana en este averno y he visto cosas irreales.
Jey suspira y objeta:
-Apenas has visto la sombra de lo que se esconde en este lugar, los restos de los mundos corruptos yacen en este plano, aquellos en los que la maldad se multiplico exageradamente hasta que el peso de la oscuridad trastorno su realidad y cambio su naturaleza. Todo lo peor que puedas imaginar: las historias de seres terroríficos de tus ancestros, las pesadillas más oscuras y deprimentes… este lugar acaba con todos sin excepción.
Sánchez y Leandro quedan en silencio mientras aún se puede escuchar merodear al gigante en busca de ellos. Jey se encuentra perdido en sus pensamientos con una mirada melancólica. Los minutos se convierten en horas, la extraña luz del horizonte continúa alumbrando como si la noche y el día pasaran a ser uno solo. Sánchez se encuentra en silencio contando y separando las latas y barras de alimento que había podido conseguir mientras que Leandro contaba las municiones y verificaba el estado de cada una de las armas que había podido recuperar. Jey sigue sentado en contra del muro de tierra, pensando con la mirada perdida.
Sánchez es el primero en hartarse de la larga espera y protesta:
-¿Acaso vamos a esperar que el grandulón muera de hambre para salir de esta fosa? Porque al parecer su obsesión es más grande que su sentido común.
-Esa cosa es más rápida que un coche de formula 1 –Leandro contesta –no tenemos opción más que esperar hasta que se le agote la paciencia y entonces cuando se haya ido escapar…
-Él nunca se va a rendir –Jey contesta –es hijo de un caído, nacido para pelear, destruir y corromper… puede estar años sin comer y meses sin dormir. Su ascendencia le otorga esos beneficios.
-¿Entonces qué? –Sánchez pregunta – ¿nos sentamos a platicar hasta que se nos acabe la comida y luego morimos de hambre recordando buenos momentos?
-Hay otra opción… -Leandro interrumpe con pesar –uno de nosotros puede llamar su atención mientras los otros escapan… debo de ser yo, todo esto es mi culpa, vosotros escapad sin mirar atrás…
-¿Te pegaste fuerte en la cabeza al caer o qué? –Sánchez dice susurrando de forma potente –No hay forma de que te deje hacer eso.
-Hay una segunda opción… –Jey habla con una expresión de fastidio –solo que existe un riesgo mucho peor que morir en las manos de ese idiota mangurrían, es mejor que ni se enteren de qué se trata. Solo díganme si están dispuestos a jugarse la vida por esto.
-Necesito conocer de qué se trata –Leandro insiste.
-No es necesario que lo sepan, -Jey recalca –y no lo voy a hacer si no aceptan esta condición.
-Desde mi punto de vista –Sánchez agrega – es morir o una muerte casi segura por lo que elijo la segunda.
-No hay vuelta atrás en esto –Jey mira a Leandro –necesito que apruebes el plan para no cargar con culpa…
-No importa, iba a morir de todos modos –Leandro contesta –si puedes hacer algo, hazlo.
Jey cierra los ojos y comienza a tomar profundas bocanadas de aire como si estuviera preparando para algo. Lentamente se pone de pie y les indica a los demás que recojan todas las cosas y hagan lo mismo. Cuando todos están de pie Jey les habla con un tono serio:
-Tápense los oídos y tarareen o canten cualquier cosa, no deben escuchar nada de lo que ocurra o lo lamentarán para siempre. Sus vidas dependerán de esto, no importa lo que sientan o crean sentir, no deben escuchar absolutamente nada, estén preparados y cuando me vean correr síganme sin mirar atrás. ¿Entendieron de forma clara esto?
Leandro y Sánchez quedan estupefactos por el tono y la expresión de Jey mientras se limita a asentir en silencio. Jey les hace la señal y los dos se tapan los oídos y tararean melodías familiares. Jey se aparta unos pasos de los dos y comienza a recitar:
“Mientras la muerte exista los vivos temerán, mientras el terror exista los hombres huirán, mientras la oscuridad perdure ellos esperando estarán…”
Mientras Jey recita las palabras el cielo se oscurece y unos lamentos se escuchan por todo el lugar, comienza a soplar un viento que produce un pesar en las almas de Sánchez y Leandro, como si algo adentro de ellos les advirtiera de un peligro antiguo, como si su cuerpo sintiera pavor sin razón. Jey continúa recitando:
“Mientras los cielos se oscurecen y la luz muere el espanto se apoderará de la tierra, todos caerán a la llegada de su presencia, estén alertas porque está llegando la horda de la oscura esencia...”
En la tierra se comienza a sentir un temblor, como si un ejército innumerable estuviera marchando, el aire se vuelve cada vez más pesado y las miradas de Sánchez y Leandro cambian repentinamente a una expresión de terror inexplicable cuando sienten que unas manos los están agarrando por las piernas. Voltean a ver hacia abajo pero no pueden ver nada exceptuando las formas de las manos en los pliegues de la ropa por lo que comienzan a cantar aún más fuerte.
“La ultima hora ha llegado junto con el tormento indescriptible, en este lugar no habrá ninguna sola muerte apacible, solo los insensatos intentan escapar y los más sabios con su vida han de acabar”
Una densa penumbra es lo único que queda, Jey hace un esfuerzo sobrehumano para mantener la cordura mientras escucha los lamentos y susurros que ahora inundan el lugar. Sánchez y Leandro cantan a todo pulmón tapándose los oídos con los 5 dedos de cada mano, Sánchez echa un vistazo hacia abajo para percatarse que una extraña sombra se había materializado y lo estaba apretando con fuerza, al instante Sánchez deja de cantar y comienza a maldecir con todas sus fuerzas.
“Ninguna esperanza queda para aquellos que escuchan las voces penetrantes de los exiliados, con solo un susurro su destino será sellado, la oscuridad ya se ha desatado”
Unas sombras comienzan a salir de la tierra y toman por los brazos a Leandro y Sánchez intentando hacer que escuchen la sinfonía aterradora de voces que se escucha. Jey ahora se tapa también los oídos y se sacude buscando librarse de las sombras que intentan atraparlo. Ztatoc se encuentra firme y con una sonrisa de psicópata dibujada en su cara, frente a él una oleada de seres de sombra aparece. Ztatoc solo se limita ponerse en posición de combate para luego desaparecer entre la oscuridad extensa.
Jey logra zafarse de las sombras y les indica a Sánchez y Leandro que lo sigan, éstos a su vez emplean todas sus fuerzas para salir corriendo sin preocuparse por sus captores. Van corriendo hasta desaparecer en la densa oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario